guía clínica
Síndrome ovario poliquístico
(SOP)
El síndrome de ovario poliquístico (SOP) es una afección hormonal caracterizada por la presencia de niveles elevados de andrógenos y la formación de quistes en los ovarios, (aunque también es posible tener SOP sin necesariamente tener quistes en los ovarios)
Es una enfermedad crónica que no tiene cura, pero los síntomas pueden mejorarse con cambios en el estilo de vida como una correcta alimentación, ejercicio y suplementación.
La mayoría de las mujeres con SOP tienen resistencia al a insulina, lo que hace más lenta la pérdida de grasa, por eso es prioritario corregir la resistencia a la insulina con una dieta baja en carbohidratos, suplementación, ejercicio de fuerza y en algunos casos medicamentos como la metformina
Diagnóstico:
Para diagnosticarlo se deben basar en tres criterios diagnósticos principales según el consenso de Róterdam (2003):
1. Irregularidades menstruales o ciclos anovulatorios (falta de ovulación).
2. Hiperandrogenismo, que se manifiesta en síntomas como el acné, el exceso de vello corporal (hirsutismo) o niveles elevados de andrógenos en análisis de sangre.
3. Ovarios poliquísticos observados mediante ultrasonido.
Los encargados de realizar este diagnostico son Endocrinólogos y Ginecólogos especialistas en el tema
Se estima que el SOP puede afectar hasta un 20% de las mujeres o incluso más
alimentos prohibidos
1. Alimentos con alto índice glucémico (IG)
Pan blanco, pastas y arroz refinado.
Papas fritas y puré de papas instantáneo.
Productos horneados con harinas refinadas (pasteles, galletas, donas).
Azúcares simples: dulces, caramelos, miel procesada, jarabe de maíz de alta fructosa.
2. Grasas trans y saturadas en exceso
Margarinas y mantecas.
Frituras comerciales (papas fritas, empanizados, snacks).
Productos ultraprocesados como galletas rellenas, pasteles empaquetados y alimentos congelados.
Carnes procesadas (salchichas, tocino, embutidos).
3. Lácteos enteros o con aditivos
Leche entera y derivados ricos en grasas (quesos procesados, crema entera).
Yogures azucarados o con colorantes artificiales.
4. Alimentos inflamatorios
Comidas rápidas y ultraprocesadas.
Bebidas azucaradas (refrescos, jugos procesados).
Salsas comerciales y aderezos con azúcares añadidos o aceites refinados.
5. Edulcorantes artificiales
Aspartame, sucralosa, y otros edulcorantes artificiales, ya que pueden alterar el microbioma intestinal y la regulación de la insulina.
6. Alcohol
Especialmente bebidas azucaradas como cocteles y licores.
Recomendaciones adicionales:
Leer etiquetas: Los ingredientes ocultos como jarabes, aceites hidrogenados o conservadores pueden empeorar la inflamación.
Priorizar una dieta basada en alimentos integrales y naturales.
Recomendaciones de nutrición, ejercicio y suplementación
Nutrición:
La alimentación debe ayudarte a controlar el peso o reducir grasa corporal, mejorar la sensibilidad a la insulina, reducir el consumo de grasas saturadas y azúcares.
Aquí te dejamos unas recomendaciones que pueden ayudarte
Controlar la ingesta de carbohidratos:
Consume en baja cantidad carbohidratos complejos como pan integral, avena, tortillas y cereales de granos enteros. Evitar azúcares refinados y carbohidratos simples, que pueden elevar rápidamente el azúcar en sangre.
Incluir proteínas magras:
Asegúrate de incluir fuentes de proteínas magras como pollo, pescado, atún, res y cerdo. Esto ayudara a brindar mayor saciedad y a cuidar tu masa muscular.
Elige grasas saludables:
Incorpora grasas saludables como aguacate, nueces, semillas y aceite de oliva que son beneficiosas para la salud hormonal.
Aumenta el consumo de fibra:
Consume alimentos ricos en fibra como frutas, verduras y granos enteros para ayudar a regular el azúcar en sangre y mejorar la digestión.
Una correcta hidratación:
Bebe suficiente agua a lo largo del día. La hidratación es fundamental para la salud en general.
Limita alimentos procesados:
Comidas completas:
Realiza comidas regulares y equilibradas a lo largo del día para mantener estables los niveles de energía y de azúcar en sangre (proteína, carbohidratos y grasas).
Suplementación
Los suplementos pueden ser útiles en el manejo del síndrome de ovario poliquístico (SOP). Aquí hay algunos de los más comunes y sus funciones:
Inositol:
Ayuda a mejorar la sensibilidad a la insulina y puede regular los ciclos menstruales. Se ha demostrado que el inositol, especialmente en la forma de mio-inositol y D-chiro-inositol, puede mejorar la función ovárica.
Ácido fólico:
Importante para la salud reproductiva y la prevención de defectos del tubo neural en embarazos. Puede ayudar a regular los ciclos menstruales.
Omega-3:
Tiene propiedades antiinflamatorias y puede ayudar a mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir la resistencia a la insulina.
Vitamina D:
Puede tener un papel en la regulación del ciclo menstrual y en la mejora de la sensibilidad a la insulina. Muchas mujeres con SOP tienen deficiencia de vitamina D.
Cromo:
Puede ayudar a mejorar la sensibilidad a la insulina y a controlar los niveles de azúcar en sangre.
Magnesio:
Puede contribuir a mejorar la resistencia a la insulina y aliviar síntomas como la ansiedad, depresión y mejorar el sueño.
N-acetilcisteína (NAC):
Un antioxidante que puede mejorar la sensibilidad a la insulina y tiene efectos positivos en la ovulación
Berberina:
Regula glucosa en sangre, mejora sensibilidad a insulina. Ayuda en la regulación de los lípidos, reduciendo los niveles de colesterol LDL y triglicéridos y aumentando el colesterol HDL. Además tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias
Ejercicio
La intervención del ejercicio debe priorizar el entrenamiento de fuerza ya que ayuda a mejorar la sensibilidad a la insulina, regular ciclo menstrual, aumentar la masa muscular y a controlar el peso, el entrenamiento de fuerza es prioritario porque es el que más carbohidratos utiliza
Entrenamiento de fuerza:
Levantamiento de pesas: Ayuda a aumentar la masa muscular y mejorar el metabolismo.
Ejercicios con ligas de resistencia: Muy útiles para fortalecer sin necesidad de pesas pesadas.
Ejercicios de peso corporal: Flexiones, sentadillas, burpees y abdominales son buenos ejemplos.
Ejercicio aeróbico:
Caminata rápida: Fácil de incorporar a tu rutina diaria.
Correr o trotar: Mejora la resistencia cardiovascular.
Ciclismo: Ya sea en bicicleta estática o al aire libre.
Nadar: Un ejercicio de bajo impacto que también es muy efectivo.
Ejercicios tipo Hiit: Combinan cortos períodos de ejercicio intenso con períodos de descanso. Este tipo de entrenamiento puede ser efectivo para mejorar la resistencia y la sensibilidad a la insulina.